jueves, 26 de abril de 2012

Manchas en la piel

 Las manchas oscuras (hiperpigmentación cutánea) es uno de los problemas más frecuentes en el campo de la estética. La explicación más sencilla es que son la consecuencia de un aumento de melanina (pigmento) en una zona más o menos extensa de la piel.


El problema es que el término “mancha” es demasiado amplio, y en la piel una “mancha” no es siempre lo mismo. Puede ser la consecuencia del daño solar o de una herida que se pigmentó, o un fenómeno que acompaña al embarazo o a la ingesta de anticonceptivos orales. Algo que nos molesta estéticamente y punto.  Pero también puede ser el signo de una enfermedad general, puede ser un lunar (nevo), puede ser una mancha de nacimiento, puede ser un cáncer de piel. Por eso, el primer paso frente al oscurecimiento de una zona de la piel es realizar un diagnóstico y que un médico nos diga qué es. Ese primer paso no puede ser obviado nunca.

La segunda recomendación es conocer la propia piel. Saber la antigüedad y las características de las manchas o las lesiones que nos “adornan”. Y cada tanto mirarlas (usar un espejo para mirarse la espalda) y controlar que no hayan cambiado. Cualquier modificación en su tamaño, su color o su textura deben ser motivo de consulta médica. Se lo llama auto examen de piel y es un paso clave en la medicina preventiva.

Con todo esto no estamos incitando a que nos volvamos obsesivos e hipocondríacos, sino a que conozcamos un poco más nuestro propio cuerpo para cuidarnos.

Finalmente, descartado todo aquello que parece una mancha pero no lo es, vayamos a lo que nos ocupa. El criterio sobre la belleza cambia en las sociedades a lo largo de los años. Así como alguna vez era hermosa una mujer si su cintura medía menos de 50 cm, usaba corsé y no podía mantenerse de pie más de 10 minutos; en otro momento la gordura era hermosura y luego pasó a serlo la flacura extrema; o las mujeres chinas deformaban sus pies hasta el horror para sentirse bellas; a mitad del siglo XX la piel tostada pasó a ser el modelo de salud y estética.

El problema es que las migraciones de pueblos enteros a lugares muy distantes de su geografía natal hicieron que personas cuyos genes estaban preparados para vivir en Rusia o Francia o Alemania pasaran a vivir en Argentina o en Australia. Y si vemos el color oscuro de la piel de los pueblos originarios de estos dos países notaremos que ellos sí estaban provistos de una genética que les permitiera estar desnudos al sol, pero no así los nuevos habitantes de piel blanca y con poca capacidad para broncearse. Si la evolución humana nos hubiese pensado para estar desnudos al sol nos hubiese provisto de pelos como los monos o de piel muy oscura. Al no ser así, el resultado final de la exposición descontrolada al sol trajo como consecuencia el foto envejecimiento y la hiperpigmentación cutánea. En su forma benigna se manifiesta en forma de zonas más oscuras en la piel (máculas) o los lentigos solares (zonas oscuras más engrosadas que suelen aparecer en la cara, el dorso de las manos, la calva de los hombres o el escote de las mujeres). 

El tratamiento tiene tres consignas y se deben cumplir las tres: actuar sobre la melanogénesis (mecanismo de pigmentación de la piel) para enlentecerlo o bloquearlo, renovar la piel manchada para que pueda ser reemplazada por piel sana y protección solar estricta para que no se estimule la formación de nuevo pigmento. Las formas en que se pueden cumplir estas tres condiciones son múltiples y para todos los presupuestos. Por lo tantom todo el mundo puede tratar sus manchas:
  1. Actuar sobre la melanogénesis: es imprescindible realizar un tratamiento domiliciario con productos que tengan activos que cumplan ese fin. Algunos pueden ser irritantes y se usan solamente en otoño e invierno, pero otros pueden ser usados durante todo el año. La vitamina C, la arbutina, la uva ursi, el ácido azelaico, el ácido kójico cumplen esta función por diferentes vías. Es imprescindible que el producto tenga una concentración efectiva de estos activos y que el vehículo también sea adecuado para producir una adecuada absorción. La inestabilidad química de estos principios hace que deban ser muy bien formulados, en pequeñas cantidades y en envases adecuados. Los sueros de Skinceuticals cumplen estas condiciones y son sumamente efectivos. Estos mismos despigmentantes pueden actuar en forma de mesoterapia (microgotas que se inyectan en la piel) a un ritmo de una vez por semana. Es un tratamiento médico que suma efectos. Y finalmente, sobre todo cuando hay lentigos solares, se indican sesiones de luz pulsada intensa a un ritmo de una vez por mes o cada 45 días. La luz pulsada tiene afinidad por la melanina, actúa sobre ella y tiene un efecto drástico sobre el lentigo.
  2. Renovar la piel: como tratamiento domiciliario o en forma de peelings en gabinete (cosmetológicos o médicos según el tipo de sustancia usada y su concentración), se utilizan los alfahidroxiácidos. Estos compuestos tienen muchas funciones, pero una de las más relevantes es conseguir que las células de la piel se “despeguen” unas de las otras y de esa forma se descamen. Se utiliza el mandélico, el glicólico, el láctico, el lactobiónico, solos o en combinación. Otros principios activos eficaces son los retinoides tópicos, que también se usan en el acné. Producen un efecto selectivo e inteligente sobre las células de la piel haciendo que se renueven y sean reemplazadas por células biológicamente más jóvenes. Los micropulidos o microdermoabrasión con punta de diamante producen una abrasión mecánica que quita las células más superficiales. Los lentigos muy puntuales o muy rebeldes pueden ser topicados por los médicos con ácidos más potentes, como el tricloroacético. Este compuesto produce la destrucción de capas de piel (epidermólisis) y de esta manera destruye la lesión. La luz pulsada bien indicada y realizada también produce un aclaramiento progresivo de las manchas y una mejoría global de la calidad de la piel. Y por último puede recurrirse a los métodos ablativos a través del láser que “vaporizan” capas de piel produciendo una renovación parcial o total de la misma, con lo cual no solamente se renueva el tejido manchado sino que produce un efecto beneficioso sobre toda la piel fotodañada. Todos estos tratamientos, desde el más sencillo al más complejo son potencialmente irritantes y deben tener un control médico.
  3. Foto protección: usar protector solar, siempre. Elegir una textura agradable, con un SPF mayor de 30. Colocarlo media hora antes de salir al aire libre y renovarlo cada dos horas en casos de manchas, pieles muy sensibles o cuando se está en el medio de un tratamiento.
El melasma o máscara del embarazo, así como las manchas producidas después de una inflamación (hiperpigmentación post inflamatoria) de cualquier origen, no tienen diferencias relevantes en cuanto al tratamiento: también se cumplen las tres premisas. La diferencia fundamental es que en ambos casos deben evitarse los tratamientos irritantes, todo debe ser más suave. Como la piel reaccionará ante cualquier estímulo con una mancha, es necesario ser más paciente e ir en forma más lenta para el remedio no sea peor que la enfermedad. Y recordar que cuanto más oscura es genéticamente la piel, con más violencia se pigmentará si uno la irrita. Por eso en esos casos se enfatizan los pasos 1 y 3 del tratamiento y se tiene mucho cuidado con la renovación celular para que sea gradual.

Conclusión: diagnóstico primero. Luego tratamiento dentro de las posibilidades de cada persona pero siempre con profesionales con experiencia. Tercero, cambio de hábitos, pensar en lo que es natural y saludable y seguir ese camino.

Dra. Alejandra Peredo
Centro  Magnolia

magnoliaonline.com.ar

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