El
consumo de agua mundial suele destinarse en gran parte a la
producción de alimentos, a las industrias, y apenas un 4,6 por ciento es la
cantidad que consumimos de forma directa, es decir en el hogar, ya sea para
beber o para lavar los platos, la ropa, o a nosotros mismos. Se suele
llamar huella
hídrica al
volumen de agua dulce utilizada para producir un determinado bien o servicio
que hemos usado o consumido. Regar las plantas es una parte importante de ese
consumo diario que tenemos de agua. Según un estudio de la ONG Water
Environmental Research Foundation podríamos hacer esto último, reutilizando el
agua de segunda o agua gris, que es la que se desecha en el hogar.
Las aguas grises son las que desechamos
por la cañería del hogar, resultado del lavado de los platos, la ropa o de las
personas. No son las aguas cloacales, que es la que se desecha del retrete,
esas se llaman aguas negras. Pueden ser perfectamente reutilizadas, y de hecho
muchos hogares sustentables lo hacen enviándolas a los retretes, ahorrando
mucho consumo de agua.
Según el estudio que comentábamos antes
también pueden servir para regadíos, y en el caso del hogar, para las plantas
del jardín. Para analizar esta posibilidad, en el estudio se enfocaron en el
uso de aguas grises de siete hogares de Estados Unidos ubicados en California,
Arizona, Colorado y Texas, que disponían de sistemas de reciclaje de aguas
grises. Si bien este tipo de aguas tiene un alto porcentaje de nitrógeno, el
estudio pudo descubrir que este ayudaba al crecimiento de las plantas y podía
reducir el uso de fertilizantes.
Estudiaron los efectos que sufrían 22
especies diferentes de plantas, y sólo tres de ellas mostraron efectos
negativos luego de cinco años de exposición. La palta, el limonero y los pinos
silvestres respondieron pobremente a las sales presentes en algunos limpiadores
que permanecen en las aguas grises. El duraznero, el llamado pasto dientes de perro y la Rudbeckia bicolor fueron
las que respondieron mejor.
Si queremos evitar esos limpiadores que
fueron los únicos que dañaron a algunas de las especies estudiadas, podemos
fijarnos en los ingredientes de los limpiadores que usamos a diario en el hogar
para evitarlos, y así saber que ninguna planta se verá perjudicada por el
reciclaje de las aguas grises. Los ingredientes a evitar son las sales y el
boro.
El estudio se realizó a lo largo de
cinco años, por lo que se pudo medir las consecuencias a largo plazo en el
suelo y en las plantas, y no resultó dañino, por lo que las aguas grises no
sólo pueden ser recicladas para regar plantas, sino que terminan siendo muy
beneficiosas en algunos casos. Bien podría destinarse el agua de un barrio a
regar una plantación de duraznos cercana, evitando el consumo de agua y de
fertilizantes.
Fuente: sustentador.com
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