martes, 6 de marzo de 2012

Espejito, espejito….

Se dice que la belleza reside en los ojos del que mira, y la verdad es que muchas veces nos miramos al espejo o estamos frente a la mirada de los demás, y no siempre nos vemos bellos como quisiéramos, a veces nos gustamos más y otras veces no tanto.

No obstante, somos a menudo conscientes de que nuestro esfuerzo por aceptarnos simplemente tal como somos, puede facilitarse a la vista de los nuevos tratamientos y avances en el ámbito de la estética.

La necesidad de cambiar y mejorar responde a la importancia relativa que la persona le dé a un rasgo, a un “defecto” determinados, y a su propia imagen, es decir, se intenta satisfacer una necesidad psicológica de sentirse y verse bien. La belleza no viene marcada por cómo se es sino más bien por cómo se siente uno mismo. Ojo! Cuando la necesidad de “verse bien” se convierte en obsesión, es donde se ha cruzado la frontera de la patología.

Pequeños cambios estéticos propician el desarrollo de la autoestima y la autoconfianza en las relaciones interpersonales. Aquí cumplen un papel muy importante los profesionales de la estética, es primordial procurar entrar en “sus mundos” para averiguar qué hay detrás de lo que las personas desean. Normalmente, detrás suele existir un sufrimiento por el envejecimiento o bien por problemas derivados de la falta de autoestima, que pretenden suplir con diferentes tipos de intervenciones. Las soluciones estéticas que se les propondrán a los pacientes solamente ayudarán a resolver una pequeña parte de sus problemas, angustias y sentimientos, serán una herramienta útil, pero deberán poner de su parte. Jorge Luis Borges, es este sentido, acertaba que “La belleza es ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica”.

Testimonial:
Fernanda nos cuenta su experiencia:

Mi historia comienza en Febrero de 2011. 
Un año atrás una amiga me dice: Conocí a una esteticista genial
Entonces, pedí una consulta y fui a verla, hablamos mucho y a partir de ahí mi vida cambió.

Estaba excedida 20 kilos y realmente pasaba por un mal momento de mi vida, no quería ver a mis amigas, no me compraba ropa, no iba a la peluquería, no estaba bien ni en mi trabajo y hasta llegué a sentirme mal con mi familia. En resumen, estaba o me sentía al margen de todo.
Conocer a esta profesional de la estética, y poder conocer el mundo de la aparatología, hizo un click en mi forma de verme, de cuidarme y de sentirme mejor, y por sobre todo, de estar bien con la gente que quiero y con aquellos que me conocen.

De pronto comencé a caminar, ir a la peluquería, de compras, a salir con mis amigas, a estar mejor con mis compañeros de trabajo. Fui bajando primero de a gramos y después esos gramos se fueron convirtiendo en los tan ansiados KILOS!

Hoy ya llevo un año cuidándome y volví a ser la que era….
Cuando algo realmente se quiere lograr, se puede… todo se puede el tema es proponerse llegar a la meta y no sólo eso, sino que también seguir más allá de ella.”

Te invitamos a contarnos una experiencia!

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