Los adipocitos son el
objetivo de los tratamientos de cavitación, así que hablemos un poco de ellos.
Tenemos un número determinado de adipocitos en nuestro cuerpo (unos 350
millones). Hace muchos años se decía que no se reproducían, pero se ha
comprobado que cuando aumentan de tamaño, unas 5 ó 6 veces (los adipocitos
tienen una gran vacuola grasa en su interior), entonces se dividen y forman
nuevos adipocitos. Aunque adelgacemos no los eliminaremos, lo único que haremos
será disminuir su tamaño, por eso hay que evitar los ciclos de engorde y
adelgazamiento, ya que si vamos aumentando su tamaño cada vez es más difícil
adelgazar y más fácil engordar.
Es por este motivo por
el que, a la cavitación, se le llama la liposucción sin cirugía. Aunque en
ambos casos se disminuye el número de adipocitos, la cavitación se ha abierto
camino como una de las alternativas efectivas a la liposucción al conseguir excelentes
resultados mediante un tratamiento no cruento, sin las desventajas o
inconvenientes de la liposucción.
Hay que considerar que la liposucción es un
tratamiento médico, invasivo, con una serie de inconvenientes (hematomas,
edemas, posibilidad de irregularidades, de infecciones), pero con la ventaja de
que el resultado es rápido. Para la esteticista representa un arma más a su
alcance, ya que es un tratamiento cómodo de realizar y con una curva de
aprendizaje relativamente corta. Pero como todo buen profesional, nunca se debe
aplicar un tratamiento sin la debida formación, y hay que realizar una indicación
correcta de la zona a tratar, evitando a aquellas clientas que puedan presentar
contraindicaciones.
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